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Renuncia silenciosa y despido silencioso: dos caras de un mismo problema laboral

La renuncia silenciosa y el despido silencioso son tendencias crecientes que afectan la productividad y la cultura laboral. Aprende a reconocerlas y a responder con acciones claras en tu empresa.

En los últimos años, el mundo del trabajo ha cambiado radicalmente. Nuevas formas de empleo, mayor flexibilidad, hiperconectividad y una creciente atención al bienestar han transformado la relación entre empresa y colaborador. En este contexto han surgido dos fenómenos que, aunque opuestos en apariencia, comparten una misma causa: la desconexión emocional y estructural entre los equipos y la organización.

Hablamos de la renuncia silenciosa (quiet quitting) y el despido silencioso (quiet firing). Uno parte del colaborador; el otro, de la empresa. Pero ambos revelan una misma falla: la ruptura del diálogo laboral.

Renuncia silenciosa: cuando el colaborador se apaga en silencio

La renuncia silenciosa no implica una carta de renuncia ni una salida formal. Es una desconexión progresiva. El colaborador deja de comprometerse emocionalmente, cumple con lo mínimo indispensable y se desliga mentalmente de la organización.

Según una encuesta de Gallup, más del 59% de los empleados a nivel global están “no comprometidos” con su trabajo, y esta desconexión se ha intensificado desde la pandemia. En México, el 73% de los trabajadores afirma sentirse emocionalmente desconectado de su empleo.

Principales causas:

  • Falta de reconocimiento

  • Ausencia de propósito

  • Carga laboral excesiva sin retribución

  • Liderazgo autoritario o indiferente

  • Escasa posibilidad de crecimiento o desarrollo

Señales a observar:

  • Disminución del rendimiento y la iniciativa

  • Falta de participación en reuniones o proyectos colectivos

  • Mayor ausentismo o solicitudes de licencia

  • Respuestas cortas, frías o evasivas

  • Desinterés por el feedback

Consecuencias:

Una empresa que ignora la renuncia silenciosa pierde productividad, creatividad y clima laboral saludable. A largo plazo, se genera un ambiente de apatía contagiosa.

Despido silencioso: el otro lado de la moneda

En contraposición, el despido silencioso es una estrategia —explícita o inconsciente— en la que la organización desconecta progresivamente a un colaborador sin despedirlo formalmente. Se le retiran proyectos, se le limita el acceso a oportunidades o se le deja fuera de conversaciones clave hasta que termina por irse solo.

Una investigación de LinkedIn revela que el 35% de los trabajadores ha sentido que su empresa los "empujaba a irse" sin comunicárselo abiertamente, y en muchos casos esto se hace sin protocolos, sin diálogo y sin responsabilidad emocional.

Factores comunes:

  • Liderazgo evasivo que evita confrontar el bajo rendimiento

  • Cultura que penaliza el error sin ofrecer mejora

  • Falta de planes de formación o recategorización

  • Exclusión intencional de espacios colaborativos

Consecuencias:

El despido silencioso afecta la salud mental del trabajador y genera desconfianza en el resto del equipo. El mensaje implícito es claro: “Aquí, si te equivocas, te apagan”. Esto erosiona la cultura organizacional desde adentro.

En Welbe, creemos que los silencios incómodos en el trabajo deben convertirse en conversaciones valientes. Prevenir tanto la renuncia como el despido silencioso requiere una cultura centrada en el diálogo constante, la empatía activa y la escucha estructurada.

A continuación, te compartimos 10 consejos prácticos para construir esa cultura.

1. Realiza check-ins frecuentes con tu equipo

No esperes a las evaluaciones anuales. Establece encuentros mensuales o quincenales para hablar de emociones, carga laboral, logros y obstáculos.

2. Capacita a líderes en escucha activa y comunicación empática

El liderazgo no solo gestiona tareas, gestiona personas. Formarlos en habilidades blandas mejora la conexión con los equipos.

3. Crea canales anónimos para retroalimentación constante

A veces, el miedo impide expresar malestar. Ofrece espacios donde el equipo pueda compartir preocupaciones sin temor a represalias.

4. Haz visible el reconocimiento, no solo los errores

Celebra avances, incluso los pequeños. Sentirse valorado impacta directamente en la motivación y el compromiso.

5. Ofrece rutas claras de desarrollo profesional

La falta de crecimiento es una causa directa de desconexión. Define caminos de evolución profesional accesibles y transparentes.

6. Integra el bienestar emocional en tus métricas de clima laboral

Medir solo productividad es insuficiente. Incorpora indicadores de salud emocional, carga mental y percepción de pertenencia.

7. Evita prácticas de exclusión disfrazadas de decisiones estratégicas

Si un colaborador deja de ser considerado en espacios clave, explícalo. No asumir puede ser interpretado como un empujón hacia la puerta.

8. Actúa con claridad ante bajo rendimiento

No uses el silencio como castigo. Si un trabajador necesita mejorar, háblalo. Con respeto, con datos y con alternativas de acompañamiento.

9. Fomenta conversaciones difíciles, no las evites

El conflicto también puede construir. Enseña a tus líderes a sostener conversaciones incómodas con respeto y soluciones.

10. Evalúa regularmente la percepción de justicia organizacional

Cuando las reglas no se perciben justas, crece la desmotivación. Asegúrate de que los procesos de promoción, reconocimiento y asignación de tareas sean claros, equitativos y bien comunicados.

Ni la renuncia ni el despido silencioso son soluciones sostenibles. Ambos son síntomas de una cultura que no se atreve a hablar, a escuchar o a corregir a tiempo.

💚 ¿Quieres fortalecer el clima emocional y la comunicación en tu empresa? En Welbe te ayudamos a construir una cultura donde el bienestar y el diálogo sean parte del ADN organizacional.

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