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Mobbing laboral: señales, prevención y actuación inmediata
Los líderes, responsables de talento y colaboradores necesitan herramientas claras para identificar, prevenir y actuar frente al acoso laboral en sus distintas formas. El mobbing no solo afecta la salud del trabajador, también destruye la cultura organizacional.

El acoso laboral no siempre grita. A veces se presenta en forma de burlas constantes, aislamiento silencioso o tareas impuestas con mala intención. El mobbing —como se le conoce técnicamente— es una de las formas más destructivas de violencia psicológica en el entorno de trabajo.
Las cifras son alarmantes: según datos de la STPS, 7 de cada 10 trabajadores en México han presenciado o vivido una situación de acoso laboral. De ahí que el mobbing sea uno de los factores psicosociales que más contribuye a enfermedades mentales como ansiedad, depresión o burnout.
Más allá del daño que causa a nivel individual, el mobbing erosiona la confianza, la colaboración y los valores de una organización. Por eso, actuar ante él no es solo una obligación legal o moral: es una necesidad estratégica para cuidar la salud del talento y proteger la cultura organizacional.
¿Qué es el mobbing?
El mobbing es una forma de violencia psicológica o acoso sistemático dentro del entorno laboral, donde una o varias personas ejercen hostigamiento hacia un trabajador, afectando su dignidad, salud mental o integridad.
No se trata de un conflicto puntual o una diferencia de opinión. El mobbing es intencional, sostenido en el tiempo y busca excluir, debilitar o forzar la salida de la persona afectada.
Ejemplos de mobbing laboral:
Ridiculizar constantemente las ideas o aportaciones de un colaborador.
Asignar tareas innecesarias, humillantes o imposibles de cumplir.
Difundir rumores maliciosos sobre alguien en la oficina.
Excluir deliberadamente a una persona de reuniones, decisiones o espacios de socialización.
Desacreditar a alguien frente a clientes, colegas o jefes.
Obstaculizar el acceso a información o recursos clave.
¿Cómo se manifiesta el mobbing?
De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Discriminación en el Trabajo (ENADIS), el 23% de los trabajadores ha experimentado trato denigrante por parte de sus superiores o colegas.
El mobbing puede pasar desapercibido al principio, y muchas veces la víctima tarda en darse cuenta o en animarse a hablar. Por eso es importante estar atentos a señales tempranas tanto a nivel individual como grupal.
Señales individuales (colaborador afectado)
Cambios bruscos de humor, aislamiento o irritabilidad.
Pérdida de motivación o productividad repentina.
Faltas recurrentes o ausencias injustificadas.
Síntomas físicos como insomnio, dolores de cabeza o problemas digestivos.
Dificultad para tomar decisiones o miedo a hablar en reuniones.
Señales conductuales (en quien acosa)
Comentarios sarcásticos o hirientes constantes hacia un mismo compañero.
Exceso de control, microgestión o vigilancia innecesaria.
Uso de bromas crueles disfrazadas de “ambiente laboral relajado”.
Negación sistemática del valor de las aportaciones de otro.
Señales colectivas (a nivel de equipo)
Clima de miedo o silencio ante conductas inapropiadas.
Divisiones o bandos dentro del equipo.
Justificación del acoso con frases como “así es su estilo” o “ya se le pasará”.
Alta rotación o solicitudes de traslado interno en un área específica.
Consecuencias del mobbing
Las consecuencias del mobbing van mucho más allá de la persona directamente afectada. Afecta la salud, la productividad y la reputación de toda la organización.
En la persona:
Ansiedad, depresión, burnout, pensamientos suicidas.
Problemas de salud física.
Abandono o renuncia del empleo.
En la organización:
Clima tóxico y desmotivación colectiva.
Incremento en la rotación de personal.
Ausentismo por enfermedades psicosociales.
Riesgo legal: sanciones por incumplimiento de la NOM-035 o demandas laborales.
Deterioro de la marca empleadora.
¿Qué hacer cuando el mobbing ya ocurrió?
Combatir el mobbing requiere una respuesta integral, no improvisada. Aquí una guía práctica dividida en tres momentos fundamentales.
1. Prevención: construir una cultura de respeto
Definir políticas claras contra el acoso en el reglamento interno.
Capacitar a líderes y mandos medios para identificar y frenar comportamientos tóxicos.
Fomentar canales de comunicación confidenciales para denuncias o consultas.
Promover la empatía, el respeto y el trabajo colaborativo como valores clave.
Monitorear activamente el clima laboral con encuestas periódicas.
2. Reacción: actuar de inmediato con protocolos definidos
Escuchar sin juzgar a quien reporta el acoso.
Activar un comité de atención con representación legal, de RH y salud emocional.
Proteger la confidencialidad y evitar represalias.
Investigar los hechos con imparcialidad y prontitud.
Separar temporalmente a las personas involucradas, si es necesario.
Tomar medidas disciplinarias claras y proporcionales si se confirma la conducta.
3. Reparación: sanar la cultura y evitar reincidencia
Brindar apoyo emocional a la persona afectada, a través de atención psicológica.
Reintegrar a la víctima con acompañamiento y seguimiento.
Capacitar al equipo completo sobre convivencia y respeto.
Documentar el caso para mejorar protocolos futuros.
Reforzar el compromiso del liderazgo con el bienestar del equipo.
El mobbing no es un problema individual, es un síntoma de una cultura organizacional que necesita intervención. Tolerarlo es peligroso. Detectarlo y enfrentarlo es una muestra de liderazgo, empatía y compromiso con las personas.
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