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Los que no se quejan son los que más sufren: el exceso de compromiso puede volverse un riesgo laboral
En muchas empresas, los empleados más eficientes y silenciosos acaban siendo los más agotados. Una paradoja que afecta la salud mental y la sostenibilidad de los equipos.

Rafael Alonso, experto en recursos humanos y muy activo en su cuenta de TikTok, advierte que los colaboradores que no se quejan y asumen más responsabilidades son vistos como “los confiables”, por lo que se les asignan más tareas sin evaluar su carga real. Aunque son el motor de las empresas, suelen recibir el mismo reconocimiento y salario que quienes se involucran menos.
Esa cultura del “siempre disponibles” genera un desgaste invisible: estrés, fatiga y sensación de inequidad.
Sin equilibrio ni límites, el compromiso se convierte en agotamiento. Y cuando los más eficientes se queman, la productividad también cae: un círculo que las organizaciones deben aprender a romper.
Promover descansos, límites claros y apoyo emocional es clave para conservar el talento que realmente sostiene la operación.