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40 horas semanales: la reforma que podría redefinir productividad y bienestar
Especialistas señalan que reducir la jornada laboral de 48 a 40 horas no solo devolvería tiempo de vida a las personas trabajadoras, sino que podría impulsar productividad y crecimiento económico, tal como ha ocurrido en otros países. La iniciativa entraría en vigor gradualmente entre 2027 y 2030.
La discusión sobre la reducción de la jornada laboral en México entró en una fase decisiva. De aprobarse la reforma que plantea pasar de 48 a 40 horas semanales, el país podría estar ante uno de los cambios laborales más relevantes de las últimas décadas.
La economista Gloria Lizeth Ochoa Adame expone que una mejor distribución del tiempo —particularmente el destinado al descanso, ocio y recuperación física y emocional— es clave para elevar la productividad y, a largo plazo, impulsar el crecimiento económico. La evidencia internacional respalda que jornadas más cortas no disminuyen el rendimiento: lo optimizan.
Ochoa Adame subraya que en México el uso del tiempo está marcado por fuertes desigualdades: traslados largos, trabajo no remunerado, dobles jornadas, responsabilidades de cuidado y actividades adicionales que consumen las horas que deberían destinarse a recuperar energía.
Esto afecta especialmente a mujeres y a personas con empleos precarios o de alta demanda física. Bajo este panorama, el tiempo de ocio —fundamental para restaurar la fuerza laboral— suele convertirse en un “residuo” después del trabajo. Reducir la jornada permitiría corregir ese desequilibrio estructural.
La propuesta legislativa, presentada el 3 de diciembre, plantea que su implementación sea gradual de 2027 a 2030 y establece nuevas reglas para las horas extraordinarias: serán voluntarias, no podrán superar cuatro horas diarias ni realizarse más de cuatro días por semana, deberán pagarse al doble y quedarán prohibidas para menores de edad. Asimismo, las empresas deberán llevar registros estrictos de horas ordinarias y extras.
Para líderes de Recursos Humanos, la conversación no es solo normativa: es estratégica. Implica anticipar rediseños operativos, esquemas flexibles y culturas laborales orientadas a eficiencia y bienestar.